Un
canasto de palangre armado con su correspondiente sedal y 30
anzuelos.
Una
linea de palangres soltada en el mar, era necesario dejarlo no menos
de tres horas para que les diera tiempo a picar, solían contener
dos bollas o señales para
saber
su situación, a veces era suficiente con una sola señal. Se daban
casos de que un pez grande viera al pequeño enganchado en el
anzuelo y se lanzaba a por él quedando también atrapado,
normalmente rompía la linea por su peso y tamaño luchando
para escaparse, muchos los
he sacado sin anzuelo ni nada, había que volver a reparar.
A
pesar
de tener la barca en días alternos casi siempre salíamos juntos,
esto más que nada lo respetábamos para el verano que solíamos
salir a pasear con la familia, íbamos a alguna cala cercana a pasar
un día maravilloso, la mayor parte de las veces mientras la familia
se bañaba nosotros aprovechábamos para pescar.
Teníamos
un juego de 6 nasas para colocar en lugares estratégicos para la
pesca de langosta pero nunca tuvimos éxito, las nasas terminaron en
el cuarto de los trastos.
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