domingo, 22 de noviembre de 2015



EN ARANJUEZ


Algunos llegaban a pesar hasta 40 o 50 kg.

Fijaos si era voraz que a veces atacaba a la presa ya pescada cuando era sacada del agua por el pescador, los mejores señuelos para atraer a estos bichos es el pez vivo y si es de la zona mucho mejor.


En junio de 1966 me casé pero esto no me impedía continuar con mis aventuras pesqueras, conocí a Amador Luque que era de mi mismo oficio, destinado en la misma base vivía una calle más abajo que la mía, por lo que nos pillaba muy cerca para incluso llamarnos a voces cuando se terciaba la ocasión, también era muy aficionado a este deporte y con él tuve grandes correrías y aventuras. Era excesivamente puntual, cuando quedábamos a una hora concreta, él ya me estaba esperando sentado en una hamaca de su jardín, yo llegaba 5 min antes de la hora prevista pero siempre me echaba la bronca: ¡HAY QUE LLEGAR MÁS PUNTUALES! ME DECÍA, era un cachondo, a cualquier cosa le sacaba chiste. Era un gran pescador y muy alegre, a veces nos desplazábamos a lugares lejanos, en alguna ocasión a más de 300 km., salíamos muy temprano de casa y por todos los pueblos que pasábamos abría la ventanilla del coche y gritaba varias veces VIVA LA AFISIÓNNNNNNNNNNN¡¡¡¡¡¡, era malagueño y las C las hacía S o viceversa.
Teníamos el Rio Tajo muy cerca de nuestra casa, solo a un par de km. Por lo que nos desplazábamos muy a menudo pero no siempre se pescaba, el día antes íbamos a pescar gobios, pez muy común en aquella zona del río y muy apreciado por el lucio



  


Los metíamos en un depósito de plástico de 25 litros con agua del mismo río y después 
conservados en un pequeño estanque construido para tal efecto con ladrillos y cemento, a veces como forma provisional en la bañera de nuestras respectivas casas.
Cuando queríamos ir a pescar lucio sacábamos unos cuantos que eran metidos en otro
depósito mas pequeño, éste al coche y al lugar de pesca que solía ser un rincón o recodo con el agua en calma y a esperar… las esperas solían ser largas, en muchas ocasiones la
eran conservados en un pequeño estanque construido para tal efecto con ladrillos y cemento, a veces como forma provisional en la bañera de nuestras respectivas casas.
Cuando queríamos ir a pescar lucio sacábamos unos cuantos que eran metidos en otro
depósito mas pequeño, éste al coche y al lugar de pesca que solía ser un rincón o recodo con el agua en calma y a esperar… las esperas solían ser largas, en muchas ocasiones la

Una fría mañana de invierno nos acercamos muy temprano al lugar que solíamos ir muchas veces por estar cerca de casa, no más de 2 km., el lugar era muy apropiado, con las manos temblorosas por el frío preparamos aparejos a dos cañas para cada uno con su correspondiente pececito que por medio de la bolla se le veía navegar y cuando ésta se movía de forma inquieta y con movimientos nerviosos, era la señal de que el gran animal se encontraba cerca, entonces se continuaba observando hasta que la bolla se hundía, esa era la señal de que el animal había mordido el cebo, era cuando tenia que hacer un movimiento con la muñeca para engancharlo mejor, al hacer esto se notaba que allí había algo y la mayoría de veces se podía saber hasta su tamaño aproximado.
Había picado en una caña de Amador y por lo tanto le tocaba a él pelear con el bicho hasta sacarlo del agua, más de media hora de lucha entre animal y hombre hasta que el gran pez de 19 kg. sucumbió. No supimos su peso hasta llegar a casa pero en el momento de sacarlo apareció por allí una pareja de la Guardia Civil y viendo a mi buen amigo Amador estaba tan nervioso le dijeron: Márchese a su casa que le va a dar algo… yo entre bromas y risas dije: a este lo que le puede dar es un enfriamiento de campeonato, eran las 8 de la mañana y hacía un frio terrible de tal modo que tuvimos que prepararnos una fogata para junto a la pareja de Guardias celebrarlo con un buen desayuno y unos buenos tragos de la bota.






Mi mayor ejemplar lo pesqué en las Tablas de Daimiel, uno de los humedales más grandes y apreciados de Europa en la provincia de Ciudad Real donde también existe mucha fauna como la mostrada en fotos anteriores.

Muy abundante en peces de variadas especies del que destaca el lucio y ánades de diversas familias de las que vienen cada año a ivernar.


Rincones de espadaña y juncales muy apropiado para el habitad del lucio y todo tipo de ánades que ivernan en estas zonas.


                                                 Ánades que ivernan en estos parajes


Grandes bandadas de flamencos



Mi ejemplar de lucio de unos 8 kg.
El lucio es un pez de gran actividad en invierno, en verano suele esconderse para descansar, por el calor y para reproducirse, por lo que en tiempos de verano nos dedicábamos a ir a otros lugares donde la actividad de la carpa era muy intensa.



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