EN ARANJUEZ
Algunos
llegaban a pesar hasta 40 o 50 kg.
Fijaos
si era voraz que a veces atacaba a la presa ya pescada cuando era
sacada del agua por el pescador, los mejores señuelos para atraer a
estos bichos es el pez vivo y si es de la zona mucho mejor.
En
junio de 1966 me casé pero esto no me impedía continuar con mis
aventuras pesqueras, conocí a Amador Luque que era de mi mismo
oficio, destinado en la misma base vivía una calle más abajo que
la mía, por lo que nos pillaba muy cerca para incluso llamarnos a
voces cuando se terciaba la ocasión, también era muy aficionado a
este deporte y con él tuve grandes correrías y aventuras. Era
excesivamente puntual, cuando quedábamos a una hora concreta, él ya
me estaba esperando sentado en una hamaca de su jardín, yo llegaba 5
min antes de la hora prevista pero siempre me echaba la bronca: ¡HAY
QUE LLEGAR MÁS PUNTUALES! ME DECÍA, era un cachondo, a cualquier
cosa le sacaba chiste. Era un gran pescador y muy alegre, a veces nos
desplazábamos a lugares lejanos, en alguna ocasión a más de 300
km., salíamos muy temprano de casa y por todos los pueblos que
pasábamos abría la ventanilla del coche y gritaba varias veces VIVA
LA AFISIÓNNNNNNNNNNN¡¡¡¡¡¡, era malagueño y las C las
hacía S o viceversa.
Teníamos
el Rio Tajo muy cerca de nuestra casa, solo a un par de km. Por lo
que nos desplazábamos muy a menudo pero no siempre se pescaba, el
día antes íbamos a pescar gobios, pez muy común en aquella zona
del río y muy apreciado por el lucio
Los
metíamos en un depósito de plástico de 25 litros con
agua del mismo río y
después
conservados en un pequeño estanque construido para tal efecto con
ladrillos y cemento, a veces como forma provisional en la bañera de
nuestras respectivas casas.
Cuando
queríamos ir a pescar lucio sacábamos unos cuantos que eran metidos
en otro
depósito
mas pequeño, éste al coche y al lugar de pesca que solía ser un
rincón o recodo con el agua en calma y a esperar… las esperas
solían ser largas, en muchas ocasiones la
eran
conservados en un pequeño estanque construido para tal efecto con
ladrillos y cemento, a veces como forma provisional en la bañera de
nuestras respectivas casas.
Cuando
queríamos ir a pescar lucio sacábamos unos cuantos que eran metidos
en otro
depósito
mas pequeño, éste al coche y al lugar de pesca que solía ser un
rincón o recodo con el agua en calma y a esperar… las esperas
solían ser largas, en muchas ocasiones la
Una
fría mañana de invierno nos acercamos muy temprano al lugar que
solíamos ir muchas veces por estar cerca de casa, no más de 2 km.,
el lugar era muy apropiado, con las manos temblorosas por el frío
preparamos aparejos a dos cañas para cada uno con su
correspondiente pececito que por medio de la bolla se le veía
navegar y cuando ésta se movía de forma inquieta y con movimientos
nerviosos, era la señal de que el gran animal se encontraba cerca,
entonces se continuaba observando hasta que la bolla se hundía, esa
era la señal de que el animal había mordido el cebo, era cuando
tenia que hacer un movimiento con la muñeca para engancharlo mejor,
al hacer esto se notaba que allí había algo y la mayoría de veces
se podía saber hasta su tamaño aproximado.
Había
picado en una caña de Amador y por lo tanto le tocaba a él pelear
con el bicho hasta sacarlo del agua, más de media hora de lucha
entre animal y hombre hasta que el gran pez de 19 kg. sucumbió. No
supimos su peso hasta llegar a casa pero en el momento de sacarlo
apareció por allí una pareja de la Guardia Civil y viendo a mi buen
amigo Amador estaba tan nervioso le dijeron: Márchese a su casa que
le va a dar algo… yo entre bromas y risas dije: a este lo que le
puede dar es un enfriamiento de campeonato, eran las 8 de la mañana
y hacía un frio terrible de tal modo que tuvimos que prepararnos una
fogata para junto a la pareja de Guardias celebrarlo con un buen
desayuno y unos buenos tragos de la bota.
Mi
mayor ejemplar lo pesqué en las Tablas de Daimiel, uno de los
humedales más grandes y apreciados de Europa en la provincia de
Ciudad Real donde también existe mucha fauna como la mostrada en
fotos anteriores.
Muy
abundante en peces de variadas especies del que destaca el lucio y
ánades de diversas familias de las que vienen cada año a ivernar.
Rincones
de espadaña y juncales muy apropiado para el habitad del lucio y
todo tipo de ánades que ivernan en estas zonas.
Ánades que ivernan en estos parajes
Grandes
bandadas de flamencos
Mi
ejemplar de lucio de unos 8 kg.
El
lucio es un pez de gran actividad en invierno, en verano suele
esconderse para descansar, por el calor y para reproducirse, por lo
que en tiempos de verano nos dedicábamos a ir a otros lugares donde
la actividad de la carpa era muy intensa.
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