miércoles, 18 de noviembre de 2015


La Illeta es una pequeña isla deshabitada, más parecido a un pedrusco en medio del mar, a pocos metros de la costa situado al norte de Sóller y al noreste del Puerto, un lugar no alejado e ideal para poner palangres en esa zona de arena donde abundaba la araña de mar y mientras tanto practicaba la pesca de roca en la orilla, era un día aparentemente bueno y soleado, yo siempre tenía la buena costumbre antes de salir de mirar si otros pescadores se echaban a la mar o le preguntaba a algún profesional si el día estaba apto para salir, a los que pregunté me dijeron que estaba bien aunque yo nunca me alejaba de la costa y menos saliendo solo. Coloqué los palangres sin novedad y me puse a pescar tranquilamente cerca del peñasco y resguardado del poco viento que había en aquellos momentos, pasadas un par de horas noté que el viento aumentaba considerablemente, aproveché para poner rumbo al puerto e ir a casa a comer, después regresé al puerto y todo continuaba igual, incluso el viento había arreciado un poco, me senté en la cafetería del Marisol donde trabajaba mi amigo Damian que también era pescador, hijo y nieto de pescadores, conocía bien el oficio y no encontraría a nadie que me pudiera aconsejar mejor, le seguí preguntando y él me respondía lo mismo, yo esperaría, seguramente que a la caída del sol el viento siempre mengua y es cuando puedes aprovechar a retirar los palangres pues si los dejaba allí siempre se corre el riesgo de que se enreden o se pierdan. Al rato miré al horizonte y vi el Sol acercándose con calma, es cuando vino Damían a decirme que el viento estaba menguando, me animé y me fui rápidamente a la barca que estaba a punto de arrancar el motor, cosa que realicé con algo de nerviosismo y puse rumbo a la Illeta, en apenas 10 minutos llegué y me puse rápidamente a recoger palangres, había echado 6 de 50 metros por lo que serían 300 m. de linea a recoger, la faena resultaría laboriosa pero intenté darme prisa sin ocuparme ni de los peces que venían enganchados en los anzuelos, mala suerte tuve cuando el hilo se enredó con el timón y un golpe de mar lo tiró al agua, me quedé sin timón, el viento arreciaba y se puso a llover, corté con la navaja el hilo de los palangres y lo dejé al pairo sin importarme, el motor estaba parado, intenté arrancarlo pero parece ser que la suerte no estaba de mi parte, varios intentos infructuosos me dejaron exhausto, me puse una lona sobre la cabeza para cubrirme de la lluvia y también el motor que se estaba mojando y le perjudicaría el poder de arranque, el viento arreciaba, yo veía las luces del puerto cada vez más lejos y me acojoné pues ningún instrumento tenía para pedir socorro, dejé todo al azar; pasados unos minutos me dije: Jesús, cálmate y piensa, me acordé que en una ocasión que el motor no arrancaba lo logramos colocando un cigarrillo encendido en un hueco por donde salía la chispa que prendía el gasoleo y así lo intenté varias veces hasta que POR FINNNNNNNNNNNN¡¡¡¡¡¡¡¡escuche el bendito sonido PUF, PUF, PUF, del motor que marchaba con normalidad, coloqué un remo para hacer las veces de timón y puse rumbo al puerto cuyas luces que era lo único que me guiaba las veía muy pequeñas pero allí estaba el puerto y cada vez más cerca. DIOS MÍO¡¡¡¡ VIRGEN DEL REFUGIO por fin llegó a puerto con un patrón de pacotilla acojonado y la familia esperándome en casa mucho más acojonada, ya habían llamado a las autoridades portuarias, solo les faltó llamar al SAR, eran casi las doce de la noche. Al día siguiente le coloqué el cartel de SE VENDE TEF. 630940 al que a los pocos días me llamó precisamente el padre de Viky, la que posteriormente llegó a ser mi nuera, casada con mi hijo Javi y padres de Änika la rubita más linda del mundo. F I N

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